Allí estaba, en la puerta, una silueta inconfundible, con el pelo largo, de color rojo, un rojo fuego que me encantaba. Se iba acercando a mi sin decir, nada. Yo tampoco dije nada. Estaba tan cerca de mi que ya podía sentir su respiración, noté como me buscaba los labios en la oscuridad, y los encontró a la primera. Me puso la mano en la cabeza y entonces noté como nuestros labios se chocaban. Empezó a besarme, y a pesar de que sabía que no debía, yo le correspondí el beso. Noté como su otra mano iba deslizándose por mi cintura hasta rodearla por completo. Seguíamos besandonos y me cogió la cintura con las dos manos, y me levantó para sentarme en la encimera. El se acercaba a mi, tanto que podía rodearle con las piernas. Seguíamos besandonos. Era un beso apasionado, pero cariñoso. Le rodeé con mis piernas, y el me cogió en brazos. Nos dirigíamos a mi habitación aún besándonos, hasta que llegamos a la cama. El me dejó suavemente y después se echó el. Yo estaba acostada y el se puso encima de mi. Seguíamos con la ropa puesta, pero no podíamos parar de besarnos. Me hubiera encantado quedarme en ese momento eternamente, los dos, besándonos cariñosamente, era el mejor momento de mi vida. El empezó a acariciarme el cuello y el cuerpo por encima de la ropa, yo mientras le abrazaba y le acariciaba la cabeza, entrelazando su pelo con mis dedos. De repente paró y me miró a los ojos.
-¿Estas segura de esto? Por lo que hemos hablado antes... si no quieres hacer esto, lo entenderé, puedes decírmelo tranquila.
-Suspiré- Pues claro que quiero hacer esto, joder, ¿como no voy a querer hacerlo con mi mejor amigo? Gerard, considerate mi mejor amigo, porque me lo estás demostrando.
Ahora yo le dediqué un beso tierno y dulce y el me siguió. Estuvimos un rato largo besándonos y abrazándonos, hasta que yo, empecé a subirle la camiseta. Quería tocarle la piel, quería tocarle el pecho, así que el se la quitó de un simple movimiento y, mientras nos besábamos, yo le acariciaba la espalda delicadamente, rozándola, haciendo círculos intentando guardar en mi memoria cada milímetro de su piel. Pude notar como se erizaba, cosa que me hizo sonreír. El me subió la camiseta y acabó quitandomela. Yo bajé hasta su pantalón y fui desabrochandolo. Después me dirigí al mio, y me lo quité. El se deshizo del suyo, también se quitó el calzón. Después, se puso a desabrocharme el sujetador y yo me quité las braguitas. Yo le tenía entre mis piernas, cuando me miró a los ojos y empezó a moverse, en ese momento, empezamos a hacerlo. Nos movíamos muy rítmicamente, pero no se parecía nada a cuando lo hice con Frank. Gerard me trataba cariñosamente... era “todo un caballero” como pensaba yo, o al menos conmigo lo era. Estábamos abrazados, y nos movíamos despacio, con ternura, con... con amor. La luz del atardecer entraba por mi ventana. Estábamos bajo unas sábanas blancas. Estuvimos mucho tiempo haciéndolo. No recuerdo cuanto. Tampoco me importaba mucho cuanto tardáramos en hacerlo. Yo no me cansaba, y el tampoco parecía cansarse. Tras mucho rato, terminamos. Nos quedamos acostados en la cama, mirándonos y acariciándonos.
-Ha estado muy bien.-Me dijo.-
-Si, Gerard, me ha encantado que lo hayamos echo. Jamás me habían tratado tan bien. Me alegro de haberlo echo.-El solo sonrió y yo le devolví la sonrisa. Nos quedamos abrazados en la cama mirándonos y acariciándonos, pero sin hablar, no hacía falta. Tras un buen rato en la misma posición, decidimos levantarnos y darnos una ducha, porque habíamos sudado, y de paso comer algo. Me levanté desnuda de la cama, y no me puse nada, me fui directa a la ducha. A los 5 minutos, oí la puerta, por lo que supuse que me tocaba ducha con Gerard. Y así fue. Tenía los ojos cerrados bajo el agua, así que no le vi entrar, pero noté como unas manos me abrazaban por atrás hasta que nuestros cuerpos quedaron totalmente pegados. Giré la cabeza, abrí los ojos, y allí estaba el, sonriendome. Me giré totalmente y empezamos a besarnos. Después, nos enjabonamos, y nos pusimos a juguetear haciéndonos cosquillas, o haciendo tonterías hasta que se cayó la pastilla de jabón que estábamos utilizando.
-¿Te vas a agachar a recogerla?-Me dijo Gerard con una sonrisa pícara.
-eem... no, mejor, te agachas tu, que no me fío...
-¿Que no te fías? JAJAJAJA venga va, que no te hago nada, coge el jabón que esta delante de tus pies.
-Vale... espera que yo me agacho.-El estaba detrás de mi, así que dejé mis posaderas en una “bella” posición, pero el no me tocó. No me hizo nada. No esperaba menos de él.”Que mono”Pensé. Tras un rato de hacer el tonto en la ducha, salimos.